Hace tiempo que nos debíamos una ruta tapera por La Barceloneta. Se trata de un barrio peculiar,
diferente (de los más auténticos de Barcelona) y hasta ahora, prácticamente
inédito para nosotros. A pesar de que cada día es más turístico y de que no
tiene nada que ver con la Barceloneta de hace 20 o 30 años, todavía mantiene
ese aire marinero. El mar está muy presente. Pasear por sus calles y plazas en
una mañana soleada es un placer indescriptible.
La Barceloneta, históricamente ha
sido una zona de tapeo. A día de hoy lo sigue siendo. Sus calles atesoran un
buen puñado de locales de tapas interesantes. La oferta es amplia y variada, si
bien, abundan los locales de tapeo sencillo y tradicional, de “vermutillo”
Bodegas con solera, bares de siempre, esos de los que todos hemos oído hablar a nuestros padres. Cada uno tiene
alguna tapa estrella, la que le ha dado fama. La cova fumada y La bombeta,
son conocidos por sus bombas El vaso de
oro por su cerveza, Maians por el
cazón en adobo, Cal papi por sus
buñuelos de bacalao…Algunos de estos locales tiene más de 50 años de antigüedad
y a día de hoy todavía se mantienen en buena forma.
En esta ocasión hemos tapeado en
ruta, haciendo parada en 3 locales:
La Cova fumada, Cal Papi y Bodega La peninsular
LA COVA FUMADA
Carrer del Baluart, 56
932 214 061
Horario: Mañanas de lunes a viernes desde las 9h a las 15h20
Sabados de 9h a 13h20
Abierto por las tardes solo jueves y viernes de 18h a 20h20
932 214 061
Horario: Mañanas de lunes a viernes desde las 9h a las 15h20
Sabados de 9h a 13h20
Abierto por las tardes solo jueves y viernes de 18h a 20h20
Domingos y festivos cerrado
Aceptan reservas: NO
Familias con niños: No adecuadoAceptan reservas: NO
Fecha de la visita: 28 de abril de 2014
Comensales: Los 3 de siempre
Se trata de una bodega antigua,
de las de antes. Singular a más no poder. No tiene cartel y el horario es de risa. Si previamente no has visto alguna foto de la
puerta, es probable que no lo encuentres. De hecho, conozco a alguien que la ha buscado varias veces y, como estaba cerrada, no lo ha encontrado (¿A que si, Jairo?)
Dentro, tiene una barra a la entrada y un
puñado de mesas distribuidas en forma de tetris para optimizar el espacio. Encima
de la barra hay bandejas y fuentes con algunas de las tapas que ofrecen, incluidas
las famosas bombas.
El local es pequeño, incomodo y ruidoso. Sin decoración, más allá de algunas fotos antiguas. Es viejo, rancio y cutre a más no poder. Pero es así, porque así quieren que sea. Su éxito demuestra que hacen lo correcto manteniendo esa atmósfera. Es
un hervidero de gente, siempre está lleno. Desde la segunda o tercera fila, los
parroquianos aspiran a conseguir un huequito en la barra y para ello esperan pacientemente su turno. Para ir a la cocina a por los platos, los camarero tienen que cruzar
entre la multitud apretujada, a la voz de ”cuidado que mancho!!” Todo forma
parte de la historieta, ese descontrol intencionado, ese desorden, esa solera
caótica que tanto gusta a propios y extraños.
Venga esas bombas!!
Dice la historia que las
inventaron aquí. Parece ser que, originalmente se trataba de unas croquetas de
patata con algo de carne dentro, a la que se le añadió un poco de salsa encima.
Las hacía la abuela del actual dueño, que por cierto, ya debe ser abuelo
también. Al principio no tenían nombre, el bautizo fue posterior y todo vino
por que un cliente las llamó así y con ese nombre se quedaron. Desde luego,
estamos ante una tapa de autor, que marcó una época. Cocina creativa de hace 60
años!!
Pedimos unas bombas y…bien…pero
no nos parecieron nada especial. La carne que se supone deben llevar en el
interior, brillaba por su ausencia. Por lo demás, la patata normal, el
rebozado también. El alioli muy bueno y la salsa, a base de pimentón, bien, sin más…
Sin quitarle mérito al invento, el
bocado en sí, nos dejó un tanto indiferentes. Tanto y tan bien nos habían hablado de estas bombas, que esperábamos algo más especial.
El Vermut estaba bien, pero lo
ponen a pelo, sin más adornos, ni condimentos que los propios rallajos del
guerrillero vaso de Duralex. Ni hielo, ni aceituna, ni naranja, ni limón,…nada. Esa austeridad desmerece al mejor de los "vermutillos"
La Cova fumada inventó las bombas y tanto fue el éxito que
tuvieron, que no tardaron en copiarla los locales vecinos. De ese modo se
convirtió en la que, a día de hoy, sigue siendo la tapa por antonomasia de La
Barceloneta. Solo por eso merece una visita y nuestro reconocimiento. A pesar de
nuestro escepticismo, fue inevitable impregnarse del aura del local. 10 Minutos
en la barra, 3 Bombas y 2 vermuts: 9€
CAL PAPI
Carrer Atlàntida, 65
932 218 564
932 218 564
Horario: De 11:00h. a 15:30h. y de 20:00h. a 22:30h.
Domingo tarde y lunes cerrado
Aceptan reservas: SI
Familias con niños: Adecuado (Si reservas mesa)
Fecha de la visita: 28 de abril de 2014
Comensales: Los 3 de siempre
Es un local con decoración
marinera, los típicos portones de madera y esa solera característica de la
zona. El local no es muy grande, si bien, tiene una barra interesante, plagada de
platos tremendos de bravas, bombas, pieles de bacalao fritas… (Todavía me
pregunto porque no probamos estas últimas) También hay algunos barriles dispuestos
frente a la barra, a modo de mesa alta o prolongación de la misma.
Vimos un barril libre y nos apalancamos
en él de inmediato. Empieza la fiesta!!
Vinimos a Cal Papi en busca de
los mejores buñuelos de bacalao y tengo que decir que encontramos otra cosa. Lo
que vende Cal Papi no son buñuelos, es bacalao rebozado o “a la romana” Son
trozos hermosos de bacalao rebozado y fritos, sin más. Están buenísimos. A la subdirectora de contenidos del blog, fanática “bacalaera” le entusiasmaron y a la pequeña becaria también.
Pedimos también dos anchoas, que fueron anchoas completas (4 filetes) De un
calibre inusual por aquí, son muy grandes, más propias del cantábrico. EXCELENTES,
de las mejores que hemos comido nunca.
Nos llevamos muy buena impresión
de Cal Papi. Las dos cosas que probamos nos encantaron y en general nos
sentimos muy a gusto. El trato nos pareció excelente, todas las chicas son muy
majas y te tratan de maravilla. Una generosa ración de buñuelos de bacalao, las
dos anchoas y dos estupendos vermuts caseros: 21€
BODEGA LA PENINSULAR
Carrer del Mar, 29
932 214 089
932 214 089
Horario: De martes a domingo de 11:30 a 00:00
Aceptan reservas: SI
Familias con niños: Adecuado (Si reservas)
Fecha de la visita: 28 de abril de 2014
Comensales: Los 3 de siempre
Este es otro local con portones
de madera, pero ahí acaban todas las similitudes con los dos anteriores. La
peninsular es una “Neo Bodega” de aspecto tradicional y ambiente desenfadado.
Se trata de un local chulo, muy
luminoso y agradable. La decoración está cuidada hasta el último detalle. Tiene
un rollo “rancio a propósito” muy divertido. En las paredes, barriles y fotos
antiguas. Aparte de la barra, hay pequeños trozos de barra en otras paredes de
la sala, donde poder disfrutar de tu caña y tu tapa de pie. Los taburetes de distintas formas y colores le
dan un aire informal y desenfadado al ambiente. En el centro de la sala hay mesitas
bajas y barrilitos con taburetes. En un lateral, se haya imponente una
Sinfonola, una máquina de música de los ochenta que funciona con monedas de “5 duros”!!!!
Lo mejor de todo es que funciona. La camarera nos dejó una monedita y pedimos 3
canciones. Buenísimo. Aparte de las canciones que pinché yo, de ambiente suena “musiqueta”
de los ochenta, que encaja perfectamente con el estilo del local.
Me ensañaron la bodega, un interesante
espacio privado, ubicado en el sótano del local y que se utiliza como espacio
de reunión, catas de vinos y Gin Tonics, y gracias a una gran pantalla, incluso
se puede disfrutar hasta del fútbol. Se puede reservar este espacio para grupos
y eventos varios.
Pedimos unos vermuts y nos
pusieron unos “chochos” como entretenimiento. Tienen una buena carta de vermuts,
varios de ellos caseros y muy interesantes… EL PARAISO DE LOS VERMUTEROS!! Este es sin
duda, uno de los puntos fuertes del local. Nos gustó el vermút casero, de
tirador, pero nos entusiasmó el “Casa Gil”, un vermút casero, con algo de
barrica y unos toques afrutados, donde destaca poderosamente el melocotón.
Excepcional.
La carta presenta un surtido de tapas clásicas y algunos bocadillos, todo a un precio bastante razonable.
Para empezar, llega a la mesa una buena ración de
bravas. Cortadas en cascos tradicionales y bien fritas. Las salsas, son correctas:
Una mayonesa (o alioli muy suave) y una salsa de tomate casera, dulce y agradable,
pero traicionera, porque parece que no, pero pica. Interesante. El conjunto es
correcto.
El morro es de los mejores que
hemos comido en un bar. Sirven también una buena ración. Muy bueno.
Las navajas estaban buenísimas.
Pequeñitas, pero muy frescas y sin tierra alguna (cero) Imprescindibles!!
Las croquetas no nos
entusiasmaron. Demasiada bechamel y poco jamón. A nuestro juicio no estuvieron a
la altura del resto de platos.
Después de nuestra visita le mandé
un mail a Sergio, el dueño del local, con el que tuve la ocasión de charlar 5
minutos. Es un antropólogo gastronómico, un tío que vive su negocio con pasión
y que transmite energía a raudales. El motivo de mi mail era el de transmitirle
mi impresión sobre las croquetas. Me contestó dándome la razón y agradeciéndome
el detalle. Me aseguró que han estado trabajando en ello y que el tema de las
croquetas está solventado. Al parecer, en el Colibrí (otro local del grupo)
hacen unas croquetas que funcionan y van a trabajarlas de la misma forma.
Este es un magnifico detalle, que
dice mucho de la calidad humana y de la profesionalidad del equipo de La Peninsular.
Un hostelero que escucha las opiniones de sus clientes y actúa en consecuencia…eso es algo muy difícil de
encontrar, un mirlo blanco. Gente abierta que quiere hacer las cosas bien y que
intenta mejorar constantemente: “Chapeau” Sergio!
Además de La Peninsular y el
Colibrí (en el Raval) tienen otro local, La Llibertaria, también en el Raval.
Ambos están en nuestra lista de locales pendientes de visitar. Y volveremos a
La Peninsular a probar las nuevas croquetas.
Bravas, morro, navajas y 3
croquetas. Un agua pequeña y 3 vermúts: 28€
Interesante y divertido local,
con una magnífica relación calidad/precio.
FIN DE LA RUTA!
La ruta no estará completa sin el Loquillo, intacto desde 1945. Tenéis que pasar a tomar nuestro vermut con toque personal y nuestras anchoas, nuestra especialidad, limpiadas y preparadas al momento. http://www.tavernaelloquillo.com
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