YO TAPEO, TU TAPEAS, ÉL TAPEA...

viernes, 11 de abril de 2014

Ruta tapera por...LA BARCELONETA


Hace tiempo que nos debíamos una ruta tapera por La Barceloneta. Se trata de un barrio peculiar, diferente (de los más auténticos de Barcelona) y hasta ahora, prácticamente inédito para nosotros. A pesar de que cada día es más turístico y de que no tiene nada que ver con la Barceloneta de hace 20 o 30 años, todavía mantiene ese aire marinero. El mar está muy presente. Pasear por sus calles y plazas en una mañana soleada es un placer indescriptible. 

La Barceloneta, históricamente ha sido una zona de tapeo. A día de hoy lo sigue siendo. Sus calles atesoran un buen puñado de locales de tapas interesantes. La oferta es amplia y variada, si bien, abundan los locales de tapeo sencillo y tradicional, de “vermutillo” Bodegas con solera, bares de siempre, esos de los que todos hemos oído  hablar a nuestros padres. Cada uno tiene alguna tapa estrella, la que le ha dado fama. La cova fumada y La bombeta, son conocidos por sus bombas El vaso de oro por su cerveza, Maians por el cazón en adobo, Cal papi por sus buñuelos de bacalao…Algunos de estos locales tiene más de 50 años de antigüedad y a día de hoy todavía se mantienen en buena forma.

En esta ocasión hemos tapeado en ruta, haciendo parada en 3 locales:

La Cova fumada, Cal Papi y Bodega La peninsular



LA COVA FUMADA

Carrer del Baluart, 56
932 214 061

Horario: Mañanas de lunes a viernes desde las 9h a las 15h20
Sabados de 9h a 13h20
Abierto por las tardes solo jueves y viernes de 18h a 20h20
 
Domingos y festivos cerrado
  

Aceptan reservas: NO
Familias con niños: No adecuado

Fecha de la visita: 28 de abril de 2014
Comensales: Los 3 de siempre




Se trata de una bodega antigua, de las de antes. Singular a más no poder. No tiene cartel y el horario es de risa. Si previamente no has visto alguna foto de la puerta, es probable que no lo encuentres. De hecho, conozco a alguien que la ha buscado varias veces y, como estaba cerrada, no lo ha encontrado (¿A que si, Jairo?) 
Dentro, tiene una barra a la entrada y un puñado de mesas distribuidas en forma de tetris para optimizar el espacio. Encima de la barra hay bandejas y fuentes con algunas de las tapas que ofrecen, incluidas las famosas bombas.

El local es pequeño, incomodo y ruidoso. Sin decoración, más allá de algunas fotos antiguas. Es viejo, rancio y cutre a más no poder. Pero es así, porque así quieren que sea. Su éxito demuestra que hacen lo correcto manteniendo esa atmósfera. Es un hervidero de gente, siempre está lleno. Desde la segunda o tercera fila, los parroquianos aspiran a conseguir un huequito en la barra y para ello esperan pacientemente su turno. Para ir a la cocina a por los platos, los camarero tienen que cruzar entre la multitud apretujada, a la voz de ”cuidado que mancho!!” Todo forma parte de la historieta, ese descontrol intencionado, ese desorden, esa solera caótica que tanto gusta a propios y extraños.
 





 














Venga esas bombas!!

Dice la historia que las inventaron aquí. Parece ser que, originalmente se trataba de unas croquetas de patata con algo de carne dentro, a la que se le añadió un poco de salsa encima. Las hacía la abuela del actual dueño, que por cierto, ya debe ser abuelo también. Al principio no tenían nombre, el bautizo fue posterior y todo vino por que un cliente las llamó así y con ese nombre se quedaron. Desde luego, estamos ante una tapa de autor, que marcó una época. Cocina creativa de hace 60 años!!

Pedimos unas bombas y…bien…pero no nos parecieron nada especial. La carne que se supone deben llevar en el interior, brillaba por su ausencia. Por lo demás, la patata normal, el rebozado también. El alioli muy bueno y la salsa, a base de pimentón, bien, sin más…



Sin quitarle mérito al invento, el bocado en sí, nos dejó un tanto indiferentes. Tanto y tan bien nos habían hablado de estas bombas, que esperábamos algo más especial.

El Vermut estaba bien, pero lo ponen a pelo, sin más adornos, ni condimentos que los propios rallajos del guerrillero vaso de Duralex. Ni hielo, ni aceituna, ni naranja, ni limón,…nada. Esa austeridad desmerece al mejor de los "vermutillos"



La Cova fumada inventó las bombas y tanto fue el éxito que tuvieron, que no tardaron en copiarla los locales vecinos. De ese modo se convirtió en la que, a día de hoy, sigue siendo la tapa por antonomasia de La Barceloneta. Solo por eso merece una visita y nuestro reconocimiento. A pesar de nuestro escepticismo, fue inevitable impregnarse del aura del local. 10 Minutos en la barra, 3 Bombas y 2 vermuts: 9€




CAL PAPI

Carrer Atlàntida, 65
932 218 564
Horario: De 11:00h. a 15:30h. y de 20:00h. a 22:30h.    
Domingo tarde y lunes cerrado

Aceptan reservas: SI
Familias con niños: Adecuado (Si reservas mesa)
Fecha de la visita: 28 de abril de 2014
Comensales: Los 3 de siempre




Es un local con decoración marinera, los típicos portones de madera y esa solera característica de la zona. El local no es muy grande, si bien, tiene una barra interesante, plagada de platos tremendos de bravas, bombas, pieles de bacalao fritas… (Todavía me pregunto porque no probamos estas últimas) También hay algunos barriles dispuestos frente a la barra, a modo de mesa alta o prolongación de la misma. 





Vimos un barril libre y nos apalancamos en él de inmediato. Empieza la fiesta!!

Vinimos a Cal Papi en busca de los mejores buñuelos de bacalao y tengo que decir que encontramos otra cosa. Lo que vende Cal Papi no son buñuelos, es bacalao rebozado o “a la romana” Son trozos hermosos de bacalao rebozado y fritos, sin más. Están buenísimos. A la subdirectora de contenidos del blog, fanática “bacalaera” le entusiasmaron y a la pequeña becaria también. Pedimos también dos anchoas, que fueron anchoas completas (4 filetes) De un calibre inusual por aquí, son muy grandes, más propias del cantábrico. EXCELENTES, de las mejores que hemos comido nunca. 





Nos llevamos muy buena impresión de Cal Papi. Las dos cosas que probamos nos encantaron y en general nos sentimos muy a gusto. El trato nos pareció excelente, todas las chicas son muy majas y te tratan de maravilla. Una generosa ración de buñuelos de bacalao, las dos anchoas y dos estupendos vermuts caseros: 21€




BODEGA LA PENINSULAR


Carrer del Mar, 29
932 214 089
 
Horario: De martes a domingo de 11:30 a 00:00  

Aceptan reservas: SI
Familias con niños: Adecuado (Si reservas)
Fecha de la visita: 28 de abril de 2014
Comensales: Los 3 de siempre



Este es otro local con portones de madera, pero ahí acaban todas las similitudes con los dos anteriores. La peninsular es una “Neo Bodega” de aspecto tradicional y ambiente desenfadado. 






Se trata de un local chulo, muy luminoso y agradable. La decoración está cuidada hasta el último detalle. Tiene un rollo “rancio a propósito” muy divertido. En las paredes, barriles y fotos antiguas. Aparte de la barra, hay pequeños trozos de barra en otras paredes de la sala, donde poder disfrutar de tu caña y tu tapa de pie.  Los taburetes de distintas formas y colores le dan un aire informal y desenfadado al ambiente. En el centro de la sala hay mesitas bajas y barrilitos con taburetes. En un lateral, se haya imponente una Sinfonola, una máquina de música de los ochenta que funciona con monedas de “5 duros”!!!! Lo mejor de todo es que funciona. La camarera nos dejó una monedita y pedimos 3 canciones. Buenísimo. Aparte de las canciones que pinché yo, de ambiente suena “musiqueta” de los ochenta, que encaja perfectamente con el estilo del local.  



Me ensañaron la bodega, un interesante espacio privado, ubicado en el sótano del local y que se utiliza como espacio de reunión, catas de vinos y Gin Tonics, y gracias a una gran pantalla, incluso se puede disfrutar hasta del fútbol. Se puede reservar este espacio para grupos y eventos varios.



Pedimos unos vermuts y nos pusieron unos “chochos” como entretenimiento. Tienen una buena carta de vermuts, varios de ellos caseros y muy interesantes… EL PARAISO DE LOS VERMUTEROS!! Este es sin duda, uno de los puntos fuertes del local. Nos gustó el vermút casero, de tirador, pero nos entusiasmó el “Casa Gil”, un vermút casero, con algo de barrica y unos toques afrutados, donde destaca poderosamente el melocotón. Excepcional.

La carta presenta un surtido de tapas clásicas y algunos bocadillos, todo a un precio bastante razonable.
Para empezar, llega a la mesa una buena ración de bravas. Cortadas en cascos tradicionales y bien fritas. Las salsas, son correctas: Una mayonesa (o alioli muy suave) y una salsa de tomate casera, dulce y agradable, pero traicionera, porque parece que no, pero pica. Interesante. El conjunto es correcto.



El morro es de los mejores que hemos comido en un bar. Sirven también una buena ración. Muy bueno. 



Las navajas estaban buenísimas. Pequeñitas, pero muy frescas y sin tierra alguna (cero) Imprescindibles!!



Las croquetas no nos entusiasmaron. Demasiada bechamel y poco jamón. A nuestro juicio no estuvieron a la altura del resto de platos. 



Después de nuestra visita le mandé un mail a Sergio, el dueño del local, con el que tuve la ocasión de charlar 5 minutos. Es un antropólogo gastronómico, un tío que vive su negocio con pasión y que transmite energía a raudales. El motivo de mi mail era el de transmitirle mi impresión sobre las croquetas. Me contestó dándome la razón y agradeciéndome el detalle. Me aseguró que han estado trabajando en ello y que el tema de las croquetas está solventado. Al parecer, en el Colibrí (otro local del grupo) hacen unas croquetas que funcionan y van a trabajarlas de la misma forma.

Este es un magnifico detalle, que dice mucho de la calidad humana y de la profesionalidad del equipo de La Peninsular. Un hostelero que escucha las opiniones de sus clientes y actúa  en consecuencia…eso es algo muy difícil de encontrar, un mirlo blanco. Gente abierta que quiere hacer las cosas bien y que intenta mejorar constantemente: “Chapeau” Sergio!

Además de La Peninsular y el Colibrí (en el Raval) tienen otro local, La Llibertaria, también en el Raval. Ambos están en nuestra lista de locales pendientes de visitar. Y volveremos a La Peninsular a probar las nuevas croquetas.

Bravas, morro, navajas y 3 croquetas. Un agua pequeña y 3 vermúts: 28€

Interesante y divertido local, con una magnífica relación calidad/precio.



FIN DE LA RUTA!

1 comentario:

  1. La ruta no estará completa sin el Loquillo, intacto desde 1945. Tenéis que pasar a tomar nuestro vermut con toque personal y nuestras anchoas, nuestra especialidad, limpiadas y preparadas al momento. http://www.tavernaelloquillo.com

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